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Google sigue acumulando demandas y acusaciones.
Hace un año ya hablamos de la batalla que Google mantenía con la Comisión Europea en relación al uso de su buscador para realizar de compras online. Desde Europa lo definieron como ‘abuso de poder’. Pues bien, un año después, el foco de debate se centra en Android. El sistema operativo por excelencia de más del 80% de teléfonos móviles existentes.
Antes de entrar en el centro del conflicto, es importante dejar claro que Android no es un sistema operativo creado por Google. El gigante digital lo compró en 2005 por 50 millones de dólares. ¿Cuál era el objetivo? Muy sencillo. Google estaba muy interesado en introducirse en el mundo de la telefonía móvil. El objetivo era que su buscador y sus aplicaciones fueran los protagonistas del auge del mobile-friendly. Fue en 2007 cuando anunciaron la compra y crearon el primer móvil con este sistema operativo que está por encima, en cuanto a número de usuarios de su más directo competidor el IOS de Apple.
Todo el mundo sabe que la relación entre la Comisión Europea y Google nunca ha sido buena. El gigante americano ha sido protagonista en varias investigaciones antimonopolio por parte de las instituciones europeas. El centro de esta batalla legal incide en si Google está realizando prácticas monopolísticas. Con ello, estaría vulnerando las leyes de competencia europeas al incluir muchas de sus aplicaciones en el sistema operativo Android. Entre ellas cabe destacar muchas conocidas por todos como Gmail, Google Maps o Google Play.
Respuesta de Google
La Comisión Europea ya está pidiendo la colaboración de los rivales de Google para recopilar pruebas. Con ello, quiere demostrar que sus acusaciones tienen el suficiente peso para que la demanda se haga efectiva. Alguno de sus competidores ya se ha puesto manos a la obra con ello como Fairsearch, Disconnect o Aptoide.
Si se confirman estas acusaciones Google podría hacer frente a una multa del 10% de la facturación de la empresa en el ejercicio anterior, es decir, unos 7.500 millones de dólares. Esto sería la manera más dura de concluir con este conflicto pero, la Comisión Europea podría también imponerle una sanción más leve consistente en restringir los contratos de Google con los fabricantes de telefonía móvil para que no se instalaran por defecto las aplicaciones del mismo en el sistema operativo Android.
Como no podía ser de otra manera, el gigante americano ya ha contestado a esta acusación afirmando que su modelo de negocio “rebaja los costes de los fabricantes” y no sólo eso sino que van a trabajar con el Ejecutivo Comunitario para demostrar que el diseño de Android “es bueno para la competencia y los consumidores”
Por el momento tendremos que esperar para saber en qué concluye el conflicto.